sexta-feira, 21 de março de 2008

PAIXÃO POR ENSINAR

Vale a pena ler!!
PASIÓN POR ENSEÑAR Por Mex Urtizberea Para LA NACION Viernes 29 de febrero de 2008 Publicado en la Edición impresa
Hay tantas clases de clases como clases. Una de ellas es la de las inolvidables: recuerdo una clase de literatura en la que el profesor abordaba Don Quijote de la Mancha; de pronto, con un gesto vehemente abre el libro y se embarca a leernos el pasaje donde el Quijote muere. Entonces, el profesor empieza a llorar, llora mientras lo lee, cada vez más desconsoladamente, con un último hilo de voz llega hasta el punto final.Cierra el libro, saca un pañuelo, se recompone un poco y dice: “Hemos perdido a un gran hombre”. En el aula no vuela una mosca, fascinados por la escena. Después íbamos a enterarnos de que en todos los cursos este profesor repetía la misma escena de llanto emocionado en el mismo pasaje del libro. Era su pequeño y pícaro aporte para que nos interesásemos por la literatura.
Hay tantas clases de escuelas como escuelas. Un padre me comenta, asombrado, que en la escuela de su hijo no le permiten que vaya con el pelo largo. Cuando se acerca a hablar con la directora para defender el derecho de su hijo a tener el cabello como guste, ella le explica que es por el tema de la pediculosis. Al padre no le parece muy razonable la respuesta, siendo que las chicas sí pueden llevar el pelo largo y le plantea que, en todo caso, su hijo puede atárselo. En fin, señor, termina confesando la directora, ocurre que no queremos acá chicos anormales.
Hay tantas clases de docentes como docentes. Una profesora me cuenta esta experiencia personal: en una prueba escrita descubre a una alumna con las manos debajo del banco, se acerca y le encuentra su machete escondido. No se enoja, no le grita, no hace público el hecho, no la pone en evidencia frente a sus compañeros, no la expone para que el resto escarmiente; en el más absoluto silencio le retira la hoja y le pone un 1. Días después, le toma el recuperatorio y, ya al final de la hora, vuelve a descubrir a la chica con las manos debajo del banco. Se acerca, resignada, y encuentra que lo que escondía esta vez su alumna era un ramito de jazmines. Son para usted, le dice, y se lo entrega junto con el examen terminado y con la mayoría de los puntos bien resueltos. Todo chico valora ser respetado, me comenta la profesora, todo chico merece ser respetado. Porque son chicos, y están aprendiendo.
Hay tantas clases de chicos como chicos. Unicos e irrepetibles, cada uno con su mochila de problemas y de talentos; a lo mejor, la escuela debería esforzarse por contemplarlos en particularidad, para que cada uno desarrolle lo que tiene para desarrollar, también único e irrepetible, más allá de lo que indican los programas con sus objetivos tan generales.
Hay tantas clases de pasiones como pasiones. La pasión por enseñar es una de ellas, y da la casualidad de que es esta pasión, la que puede despertar la pasión por aprender.

1 comentário:

  1. A escola. Um desafio constante

    A escola de ontem não é exactamente a escola de hoje até porque, os jovens de hoje não são exactamente os jovens de ontem.

    Hoje, o incremento de actividades e o bombardeamento com informação, via mass-media ou internet, cria novas necessidades e centros de interesse.

    Isto leva necessariamente a uma mudança de atitudes.

    Uma das coisas que a escola tem que despertar no aluno é justamente a capacidade de analisar e de reflectir.
    O conhecimento é uma forma de controlo do mundo e da sobrevivência. O papel da
    escola é ajudar nessa construção, o que nem sempre é feito de forma adequada. A maioria das escolas ainda parte da ideia antiga de que algumas pessoas têm conhecimento e o transmitem.
    Este pressuposto não está correcto, pois o conhecimento tem de ser construído pelo sujeito.
    A escola deve dar oportunidades ao aluno para este evoluir. Não o deve forçar a aprender, mas sim ajudá-lo a crescer de uma forma equilibrada e a formar-se como pessoa.
    As escolas precisam de ser mais activas. Abordam-se por vezes assuntos complexos e distantes com os quais, as crianças ainda não se preocupam nem se identificam sentindo que não lhes servem de nada. Por este motivo, muitas vezes as crianças não sentem prazer em ir às aulas. É preciso ir ao encontro das necessidades dos alunos e despertar neles novas questões.
    É aqui que reside um dos maiores desafios à escola de hoje . Formar jovens abertos, com espírito crítico e responsável.
    Lena malta

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